13 October 2014

Lo atlántico y lo repito.

Y eso que a mi la lluvia me molesta lo que al resto, pero quedarme en con los papeles en casa sin escapatoria es a veces más motivador que cualquier rayo de sol. Las bebidas calientes no son tan dulces como las frías. Y donde haya un trago de una caña en una terraza descalzo que se quiten los caldos y las mantas.
Pero bueno, a mi me gusta el otoño desde que nací, desde que nací en otoño.
Nací en una fecha muy redonda el 01 del 10.  Y lo cierto es que en otoño nace el año nuevo, los cuadernos de los niños, los coles y nacen los nuevos propósitos.
Que si voy a hacer esto, que si aquello...
Yo nunca me propongo cosas en enero que está todo parado, usado y no huele a nuevo, sol huele a gris.
Sigo con las telas a vueltas, probando tejidos y tintas... para esas cosas que uno en otoño quiere que salgan adelante. Yo creo que solo faltan uno empujones... Membrillo, pan, flores y todo eso que no estresa.  A pesar de que suene un poco moñas, no está tan lejos de una vida normal tirando a bien... a óptima. Me gusta.
El virus del estampado me está dando de lleno y tengo unas fiebres en las que todo se retipe unay otra vez y veo manchurrones gigantes pinchados con alfileres (esto no es coña, es un delirio que tengo cuando estoy febril y siempre se repite).
Pero estos días entre que veo a Maruja Alegre y alguna tela agitada entre alfileres pues me vengo arriba, tanto que se me ha dado por actualizar el blog.
Que no decaiga!